jueves, 31 de octubre de 2013

PROGRAMA 1 - Asi arrancamos!


 
Emitido el 30-10-2013


En esta edicion:
- Que es la ventana?
- Hablamos sobre la feria 
- La mejor musica de DJ Aburrido
- Agenda de fin de semana!


Compartimos el texto leido durante el programa!

La Ventana: Una Cazona en el nuevo edificio



Hay otro mundo, y esta en este.
Paul Eluard
La cosa no es irse de acá, sino irse acá.
Pancho Ferrara
Al otro mundo se accede por el andén 9¾.
Harry Potter
Hay otra escuela, y está en esta, o mejor dicho hay muchas. Se vino un edificio nuevo. ¿Qué viene con el Edificio? ¿Viene vacío o viene lleno? Habrá que llenarlo, sin duda, pero, ¿de qué?, ¿de quiénes? ¿Quiénes?.
El CFP es un Centro excéntrico, un pasadizo secreto (y público) hacia otros mundos. Y tiene herramientas para hacer otras escuelas en la escuela. Percibámoslas, a ver si logramos que el Edificio se vacíe de imágenes corrientes y de prácticas escolares habituales y se llene de “nosotros”.

1.      Recorridos de un CFP:
Una alumna pierde su trabajo y viene a capacitarse a un curso de la escuela para conseguir otro. Y encuentra otro trabajo, pero no afuera del CFP, sino adentro: arte y trabajo conjunto. Ya no piensa buscar otro trabajo. Quiere explicárselo a su familia y sus amigos pero no la entienden: no hay imágenes corrientes para el trabajo que encontró y que la hace feliz. La cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa trabajando en conjunto.
Una docente consigue unas horas más en el CFP. Es arquitecta y viene de dar clases en la universidad, sobre una tarima. No encuentra otra tarima y dice: “Acá, como docente, sos un alumno más.” Podés compartir el no saber, dice. Ya no busca otra tarima. En la facu no la entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. La cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa enseñando en conjunto.

Un director consigue una escuela de oficios para dirigir. Debe capacitar gente para que salga a laburar. Pero afuera no hay trabajo (y adentro, casi no hay escuela). No encuentra qué dirigir, y hace asambleas. Ya no busca dirigir, sino hacer escuela por vías no-escolares. En el Ministerio no lo entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. Lo cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa dirigiendo en conjunto.

Una escuela (el CFP 24) se construye suponiendo que tiene articulación con la sociedad (“el mundo del trabajo”). No encuentra eso afuera: ni escuela, ni mundo del trabajo, ni sociedad. Se sale de sí misma y hace una Milonga, una Cooperativa, una Casona. Encuentra trabajo, encuentra barrio y encuentra comunidad. Y también, escuela: hasta un Edificio, encuentra. En el Estado no la entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. No le importa. La red de vínculos que encontró en el barrio y más allá le da confianza. Continúa descentrándose en conjunto.
2.      Las tres patas de la descentración del Centro 24.

Como vemos, una operación de mudanza baña como un éter general a esta escuela pública. Consiste en desinvestir las imágenes habituales de las cosas y confiar en los vínculos. La llamamos “operación ventanera”.

El recorrido ventanero es uno que se va de acá (sea lo que sea acá) y va acá. Nos fuimos de acá cuando decidimos irnos a apadrinar una escuela rural en la provincia de misiones, pero paradójicamente ese irnos, nos permitió revincularnos desde lugares más alegres y vitales, que el mero ir a “dar cursos”.

Y ese irnos de acá, nos planteo la exigencia de “irnos acá” como manera productiva de refundar sitios y espacios-tiempos nuevos a partir de formas a investigar.

De acá a acá, sí, pero el primer acá es obvio y dan ganas de evitarlo, mientras que el segundo es construido y dan ganas de habitarlo. O sea: el recorrido ventanero es la operación que pasa del “vámonos de acá” al “vámonos acá”. Algo así como ser nómades pero en nuestro lugar de trabajo.

Lo difícil al partir, lo subjetivamente tan difícil de sostener, es que tenemos una imagen para este mundo pero no tenemos imágenes del mundo al que queremos pasar.

Este mundo, “la realidad”, tiene imágenes, todas mercantiles, ya que la realidad es hoy el capital. Tiene incluso imágenes a donde ir si uno quiere irse de acá (el primer mundo, el caribe, el cine, el café, los maravillosos 70’s, lo que sea). Pero, si uno quiere irse acá no hay imágenes. Cuando hay imágenes, se puede solo (o al menos, eso es lo que dicen las imágenes), y ahí, viene el desvalimiento individual (o su contracara: la omnipotencia). Cuando no hay imágenes, se puede con otros, y ahí, vienen los cuidados, el afecto, el vínculo; ni impotencia ni omnipotencia individual: potencia colectiva.

“Capacitación” para juntarse y confiar en la actividad nuestra. “Capacitación” para desconfiar de las imágenes corrientes y explorar conjuntamente lo sin-imagen y tornarlo fértil y productivo. Aumento conjunto de la capacidad de imaginar conjuntamente.

De los modos habituales de estar en un cfp había que pasar a otros modos. “Que esto no sea un cursadero”, decíamos en el 2000. ¿Y con qué se come? ¿Qué es un cfp si no es un cursadero ni un capacitadero? Había que fugar del modo espontáneo de estar en un cfp (cursadero) a otro. Sí, claro, cómo no, pero, ¿a cuál?

Había que abrir una ventana y mirar más allá. Había que abrirla para salir a explorar.

La excentricidad de este CFP, según nos la vamos narrando, tuvo “tres patas”: Cooperativa, Milonga, Casona. Tesis: cada pata hace pie en un acá. Veamos.

a-Pata Cooperativa: CFP en 1950: institución estatal que prepara a los alumnos para el mundo del trabajo (mejor dicho: institución a través de la cual el Estado pone en relación educación y trabajo). CFP en 1999: escuela  vacía sin vinculación con el barrio. CFP en 2000: tierra yerma, sin Estado que la ponga en relación con nada. Se realizan por entonces 6 asambleas entre alumnos (adultos) y docentes, con la consigna “cómo vinculamos de manera creativa la capacitación que se está recibiendo con una salida laboral concreta”? Respuesta: el 18 de diciembre de 2001 nace la Cooperativa de Trabajo “El profesional Ltda.”, dábamos inicio a otras formas de vincularnos, sin terceridad que organice, sin saber que oriente eso que  se suponía estaba fuertemente vinculado desde “arriba”. Inauguración de un recorrido inédito donde una Cooperativa y una escuela convivían problemáticamente, con impugnaciones e interpelaciones mutuas.

¿Cómo se fertilizó esa tierra? ¿Haciéndola un cursadero? No: haciéndola entrar en relación con sus “acás”. Rajemos de allá (imaginario y representaciones del mundo laboral que ya no estaba), parece haber dicho la Cooperativa en ese tiempo, y vayamos acá (a investigar que podemos juntos, en un espacio donde cooperar).

b- Pata Misiones - Milonga: irnos de acá, y relación con el barrio. La desligazón entre barrio y escuela se convierte en un patio donde jugar. Huir de nuestras formas (y paisajes) fue el motor de un encuentro con “lo otro”. Irnos a Misiones fue la apuesta a sostener por fuera de las prescripciones, otros formatos más habitables para los que formábamos parte de la Institución. Ese “irnos” nos permitió “volver” de otra manera a revincularnos, nace “la Milonga de Artigas” muchas energías y saberes puestos en función del armado de la Milonga que se realiza desde hace ya 7 años los segundos sábados de cada mes, y que provee de recursos a las actividades de la escuela.
El patio de la escuela se transforma en lugar donde bailar, reír, jugar, compartir.
c. CFP en 2006: Centro excéntrico que necesita hacer pie fuera de sí mismo. Esas experimentaciones dieron inicio a “La ventana”. La ventana como un lugar donde hacer pie en la excentricidad, y a su vez, como promotora de la misma. La ventana como esa excentricidad provocándose y ampliándose desde el pensamiento y las prácticas. Promotora del vámonos “acá” y provocadora también del vámonos de “acá”. 2009 Nace como posibilidad “La casona de Flores”.


No hagamos de la Casona una sucursal con más de lo mismo, parece haber dicho la Ventana, hagámosla posibilidad de algo de lo otro. Pata Casona, pues: relación con lo que no está en nuestro Centro para hacer pie en su excentricidad, e investigar relaciones no “céntricas”.
La operación de pasaje ventanero, creemos ahora, es la siguiente: Detectar un campo estéril, una tierra yerma, y fertilizarla. Fertilizarla: hacerla habitable, hacerla nutricia, cálida. Esto es, encontrar un lugar que no es ningún lugar y convertirlo en un acá, e ir a ese acá. Esos acás han sido el trabajo, el barrio, la excentricidad.
La operación de pasaje ventanero, esa que nos lleva de acá a acá, hace eso colectivamente. Esta escuela llega acá pasando por fuera de su centro. Pasa por otros lugares y pasa por otros vínculos para llegar a sí misma.
3.      La cuestión. El recurso.

Se vino el Edificio. ¿Qué viene con el Edificio? ¿Viene vacío o viene lleno? Habrá que llenarlo, sin duda, pero, ¿de qué?, ¿y quién?

Ya no estamos en 2000. Ahora hay un Estado solícito dispuesto a darle a la escuela lo que, según las imágenes corrientes, es de la escuela. Entendámonos: es solícito, pero no para escuchar tu actividad sino para dártela.

Irse de acá es irse de las imágenes corrientes, sean estas las del Estado o las del mercado, las del peronismo o las del macrismo, las de “Policías en acción” o las de Tinelli. Irse acá es hacer habitable lo sin imagen.

El CFP 24 es la experiencia de hacer escuela yéndose de las imágenes corrientes de lo escolar. Nuestra experiencia es enlazarnos para habitar de modos nuevos esos lugares a los que desvestimos de imágenes corrientes.

Nuestra experiencia es que los lazos que se generan en nuestras actividades desinvisten las imágenes corrientes y nos dan confianza para imaginar y explorar nuestros acás, y fertilizarlo. 
La experiencia cefepera es la de habitar colectivamente los mundos otros que están en este y no tienen imagen: el del no-saber, el del no-laburo, el de la no-sociedad…

En vez de llenar de imágenes esos lugares (esos acás), nosotros los fertilizamos con vínculos.
Si lo percibimos, estamos en condiciones de habitar el Edificio sin cargarlo de imágenes corrientes.

No hace falta direccionar el proceso, y tampoco temerlo. Hace falta percibir nuestra capacidad de enlazarnos para emprender el viaje hacia este nuevo acá que se nos abre. Esta capacidad es una ventana al Edificio, un pasadizo secreto (y público) hacia otros mundos.
¿Qué pata nos permitirá hacer pie en este nuevo acá? ¿qué proyecto y qué prácticas lo fertilizarán? ¿cómo habitarlo?...

La Ventana: Una Cazona en el nuevo edificio





Hay otro mundo, y esta en este.
Paul Eluard

La cosa no es irse de acá, sino irse acá.
Pancho Ferrara

Al otro mundo se accede por el andén 9¾.
Harry Potter


Hay otra escuela, y está en esta, o mejor dicho hay muchas. Se vino un edificio nuevo. ¿Qué viene con el Edificio? ¿Viene vacío o viene lleno? Habrá que llenarlo, sin duda, pero, ¿de qué?, ¿de quiénes? ¿Quiénes?.
El CFP es un Centro excéntrico, un pasadizo secreto (y público) hacia otros mundos. Y tiene herramientas para hacer otras escuelas en la escuela. Percibámoslas, a ver si logramos que el Edificio se vacíe de imágenes corrientes y de prácticas escolares habituales y se llene de “nosotros”.


1.      Recorridos de un CFP:

Una alumna pierde su trabajo y viene a capacitarse a un curso de la escuela para conseguir otro. Y encuentra otro trabajo, pero no afuera del CFP, sino adentro: arte y trabajo conjunto. Ya no piensa buscar otro trabajo. Quiere explicárselo a su familia y sus amigos pero no la entienden: no hay imágenes corrientes para el trabajo que encontró y que la hace feliz. La cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa trabajando en conjunto.
Una docente consigue unas horas más en el CFP. Es arquitecta y viene de dar clases en la universidad, sobre una tarima. No encuentra otra tarima y dice: “Acá, como docente, sos un alumno más.” Podés compartir el no saber, dice. Ya no busca otra tarima. En la facu no la entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. La cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa enseñando en conjunto.

Un director consigue una escuela de oficios para dirigir. Debe capacitar gente para que salga a laburar. Pero afuera no hay trabajo (y adentro, casi no hay escuela). No encuentra qué dirigir, y hace asambleas. Ya no busca dirigir, sino hacer escuela por vías no-escolares. En el Ministerio no lo entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. Lo cuestionan, pero no le importa. La red de vínculos que encontró en el CFP le da confianza. Continúa dirigiendo en conjunto.

Una escuela (el CFP 24) se construye suponiendo que tiene articulación con la sociedad (“el mundo del trabajo”). No encuentra eso afuera: ni escuela, ni mundo del trabajo, ni sociedad. Se sale de sí misma y hace una Milonga, una Cooperativa, una Casona. Encuentra trabajo, encuentra barrio y encuentra comunidad. Y también, escuela: hasta un Edificio, encuentra. En el Estado no la entienden: no hay imágenes corrientes para explicarlo. No le importa. La red de vínculos que encontró en el barrio y más allá le da confianza. Continúa descentrándose en conjunto.

2.      Las tres patas de la descentración del Centro 24.

Como vemos, una operación de mudanza baña como un éter general a esta escuela pública. Consiste en desinvestir las imágenes habituales de las cosas y confiar en los vínculos. La llamamos “operación ventanera”.

El recorrido ventanero es uno que se va de acá (sea lo que sea acá) y va acá. Nos fuimos de acá cuando decidimos irnos a apadrinar una escuela rural en la provincia de misiones, pero paradójicamente ese irnos, nos permitió revincularnos desde lugares más alegres y vitales, que el mero ir a “dar cursos”.

Y ese irnos de acá, nos planteo la exigencia de “irnos acá” como manera productiva de refundar sitios y espacios-tiempos nuevos a partir de formas a investigar.

De acá a acá, sí, pero el primer acá es obvio y dan ganas de evitarlo, mientras que el segundo es construido y dan ganas de habitarlo. O sea: el recorrido ventanero es la operación que pasa del “vámonos de acá” al “vámonos acá”. Algo así como ser nómades pero en nuestro lugar de trabajo.

Lo difícil al partir, lo subjetivamente tan difícil de sostener, es que tenemos una imagen para este mundo pero no tenemos imágenes del mundo al que queremos pasar.

Este mundo, “la realidad”, tiene imágenes, todas mercantiles, ya que la realidad es hoy el capital. Tiene incluso imágenes a donde ir si uno quiere irse de acá (el primer mundo, el caribe, el cine, el café, los maravillosos 70’s, lo que sea). Pero, si uno quiere irse acá no hay imágenes. Cuando hay imágenes, se puede solo (o al menos, eso es lo que dicen las imágenes), y ahí, viene el desvalimiento individual (o su contracara: la omnipotencia). Cuando no hay imágenes, se puede con otros, y ahí, vienen los cuidados, el afecto, el vínculo; ni impotencia ni omnipotencia individual: potencia colectiva.

“Capacitación” para juntarse y confiar en la actividad nuestra. “Capacitación” para desconfiar de las imágenes corrientes y explorar conjuntamente lo sin-imagen y tornarlo fértil y productivo. Aumento conjunto de la capacidad de imaginar conjuntamente.

De los modos habituales de estar en un cfp había que pasar a otros modos. “Que esto no sea un cursadero”, decíamos en el 2000. ¿Y con qué se come? ¿Qué es un cfp si no es un cursadero ni un capacitadero? Había que fugar del modo espontáneo de estar en un cfp (cursadero) a otro. Sí, claro, cómo no, pero, ¿a cuál?

Había que abrir una ventana y mirar más allá. Había que abrirla para salir a explorar.

La excentricidad de este CFP, según nos la vamos narrando, tuvo “tres patas”: Cooperativa, Milonga, Casona. Tesis: cada pata hace pie en un acá. Veamos.

a-Pata Cooperativa: CFP en 1950: institución estatal que prepara a los alumnos para el mundo del trabajo (mejor dicho: institución a través de la cual el Estado pone en relación educación y trabajo). CFP en 1999: escuela  vacía sin vinculación con el barrio. CFP en 2000: tierra yerma, sin Estado que la ponga en relación con nada. Se realizan por entonces 6 asambleas entre alumnos (adultos) y docentes, con la consigna “cómo vinculamos de manera creativa la capacitación que se está recibiendo con una salida laboral concreta”? Respuesta: el 18 de diciembre de 2001 nace la Cooperativa de Trabajo “El profesional Ltda.”, dábamos inicio a otras formas de vincularnos, sin terceridad que organice, sin saber que oriente eso que  se suponía estaba fuertemente vinculado desde “arriba”. Inauguración de un recorrido inédito donde una Cooperativa y una escuela convivían problemáticamente, con impugnaciones e interpelaciones mutuas.

¿Cómo se fertilizó esa tierra? ¿Haciéndola un cursadero? No: haciéndola entrar en relación con sus “acás”. Rajemos de allá (imaginario y representaciones del mundo laboral que ya no estaba), parece haber dicho la Cooperativa en ese tiempo, y vayamos acá (a investigar que podemos juntos, en un espacio donde cooperar).

b- Pata Misiones - Milonga: irnos de acá, y relación con el barrio. La desligazón entre barrio y escuela se convierte en un patio donde jugar. Huir de nuestras formas (y paisajes) fue el motor de un encuentro con “lo otro”. Irnos a Misiones fue la apuesta a sostener por fuera de las prescripciones, otros formatos más habitables para los que formábamos parte de la Institución. Ese “irnos” nos permitió “volver” de otra manera a revincularnos, nace “la Milonga de Artigas” muchas energías y saberes puestos en función del armado de la Milonga que se realiza desde hace ya 7 años los segundos sábados de cada mes, y que provee de recursos a las actividades de la escuela.
El patio de la escuela se transforma en lugar donde bailar, reír, jugar, compartir.

c. CFP en 2006: Centro excéntrico que necesita hacer pie fuera de sí mismo. Esas experimentaciones dieron inicio a “La ventana”. La ventana como un lugar donde hacer pie en la excentricidad, y a su vez, como promotora de la misma. La ventana como esa excentricidad provocándose y ampliándose desde el pensamiento y las prácticas. Promotora del vámonos “acá” y provocadora también del vámonos de “acá”. 2009 Nace como posibilidad “La casona de Flores”.


No hagamos de la Casona una sucursal con más de lo mismo, parece haber dicho la Ventana, hagámosla posibilidad de algo de lo otro. Pata Casona, pues: relación con lo que no está en nuestro Centro para hacer pie en su excentricidad, e investigar relaciones no “céntricas”.

La operación de pasaje ventanero, creemos ahora, es la siguiente: Detectar un campo estéril, una tierra yerma, y fertilizarla. Fertilizarla: hacerla habitable, hacerla nutricia, cálida. Esto es, encontrar un lugar que no es ningún lugar y convertirlo en un acá, e ir a ese acá. Esos acás han sido el trabajo, el barrio, la excentricidad.
La operación de pasaje ventanero, esa que nos lleva de acá a acá, hace eso colectivamente. Esta escuela llega acá pasando por fuera de su centro. Pasa por otros lugares y pasa por otros vínculos para llegar a sí misma.

3.      La cuestión. El recurso.

Se vino el Edificio. ¿Qué viene con el Edificio? ¿Viene vacío o viene lleno? Habrá que llenarlo, sin duda, pero, ¿de qué?, ¿y quién?

Ya no estamos en 2000. Ahora hay un Estado solícito dispuesto a darle a la escuela lo que, según las imágenes corrientes, es de la escuela. Entendámonos: es solícito, pero no para escuchar tu actividad sino para dártela.

Irse de acá es irse de las imágenes corrientes, sean estas las del Estado o las del mercado, las del peronismo o las del macrismo, las de “Policías en acción” o las de Tinelli. Irse acá es hacer habitable lo sin imagen.

El CFP 24 es la experiencia de hacer escuela yéndose de las imágenes corrientes de lo escolar. Nuestra experiencia es enlazarnos para habitar de modos nuevos esos lugares a los que desvestimos de imágenes corrientes.

Nuestra experiencia es que los lazos que se generan en nuestras actividades desinvisten las imágenes corrientes y nos dan confianza para imaginar y explorar nuestros acás, y fertilizarlo. 
La experiencia cefepera es la de habitar colectivamente los mundos otros que están en este y no tienen imagen: el del no-saber, el del no-laburo, el de la no-sociedad…

En vez de llenar de imágenes esos lugares (esos acás), nosotros los fertilizamos con vínculos.
Si lo percibimos, estamos en condiciones de habitar el Edificio sin cargarlo de imágenes corrientes.

No hace falta direccionar el proceso, y tampoco temerlo. Hace falta percibir nuestra capacidad de enlazarnos para emprender el viaje hacia este nuevo acá que se nos abre. Esta capacidad es una ventana al Edificio, un pasadizo secreto (y público) hacia otros mundos.

¿Qué pata nos permitirá hacer pie en este nuevo acá? ¿qué proyecto y qué prácticas lo fertilizarán? ¿cómo habitarlo?...