jueves, 28 de noviembre de 2013

PROGRAMA 5 - Sin direccion pero con ventana

Programa emitido el 28-11-2013, por El Aprendiz Radio CFP24


Sin dirección pero con ventana







“El acto de la inteligencia es ver y comparar lo que se ve. La inteligencia va primero al azar. Le hace falta buscar la repetición, crear las condiciones para ver de nuevo lo que ha visto, para ver hechos similares, para ver hechos que podrían ser su causa. Necesita además formar palabras, frases, figuras, para comunicar a los demás lo que ha visto. (…) De esta forma, la palabra se colma o se vacía según si la voluntad exige o distiende el andar de la inteligencia. La significación es obra de la voluntad: el trabajo infatigable para que el cuerpo se pliegue a los hábitos necesarios, para pedirle a la inteligencia nuevas ideas, nuevas maneras de expresarlas”.
J. Ranciere. “El maestro Ignorante”.



El año 2000 fue la antesala del estallido, o mejor dicho, a la visibilidad de lo estallado. La organización policial de la sociedad, esa que dice no solo quien nos manda sino como deben ser las cosas y mantenerse como tales, se mostraba cada vez más explícita y obscenamente. El orden policial se hacía cada vez más policiaco. Si la eficacia de toda dominación radica justamente en la naturalización de su construcción social, el volverse explícitamente policial era el claro signo de su creciente  y manifiesta decadencia.

Mientras el poder político seguía haciéndose un festín de las ya menguadas joyas del cadáver de la abuela, amenazando al conjunto social con su capacidad de fuego, y subestimando los momentos igualitarios que se estaban forjando, las experiencias de resistencia y creación frente a la catástrofe se fueron multiplicando silenciosa pero contundentemente para tener su momento expresivo en diciembre del 2001.

En esos mismos años 2000 nos encontrábamos desembarcando en una escuela muy particular. Para un habitante un poco distraído, entrar al CFP 24 en ese entonces, era como ser testigo de las esquirlas de un estallido. Las imágenes de un después de la guerra se hacían presentes allí: pisos y paredes destrozadas, techos rotos, aperturas desvencijadas, corrosión, perdidas, desolación, mugre, abandono, saqueo… El más fiel reflejo de su época.  Si a esto le agregamos que es una escuela que “capacita para el mundo del trabajo”, el panorama de correspondencias se hace más que evidente en su manifiesta descomposición.

Durante esos primeros años fuimos protagonistas de una experiencia igualitaria de la que ya no nos pudimos desprender. Durante siete jornadas denominadas “asambleas”, que hoy supimos no fueron al azar, conformamos con estudiantes y docente la “cooperativa de Trabajo EL Profesional Ltda.”, cuya matrícula fue solicitada al INAES el 18 de diciembre de 2001.  Experiencia ésta que convivió durante siete años en la Institución.

Con Ranciere sabemos que la política se instala antagónicamente por sobre (o infra) la organización policial de la sociedad que nos dicta no solo quienes ejercen el orden jerárquico, sino como deben ser y mantenerse las cosas.

Es por eso que estos tipos de acciones que son precarias y paradójicas, abren zonas ambivalentes e indeterminadas de experimentación social.  Es en esos intersticios en donde es posible una igualdad real y no metafórica, una igualdad que es conquista problemática por pulverización de identidades.

Su ontología es la apertura de espacios intersticiales de “inadaptabilidad” que se sustraen de la lógica de la dominación, e instalan precariamente otros espacios y tiempos. Si los tiempos “normales” y los espacios instituidos son los de la dominación, la política se instala interrumpiendo esas lógicas y momentos, y creando otros propios a una comunidad de “iguales” que han podido provocar momentáneamente la bancarrota del funcionamiento social.

La política es la producción y custodia de esos momentos precarios de igualdad. Amparo no solo de esos momentos, sino de las tiranías jerarquizadoras (externas e internas) que intentan siempre cooptar estos instantes de irrupción común, a ámbitos mas funcionales (y subordinados) del orden social.

Un hecho paralelo y casi anecdótico sucedía por aquellos tiempos arrasados: no había dirección escolar. Mucho más que un espacio físico, era un espacio subjetivo que no se encontraba en su lugar, y que lejos de ser un déficit, hoy lo sabemos, fue una metáfora y un motor para la búsqueda.

Si como venimos expresando, el orden social (jerárquico) se sostiene en estructuras e Instituciones que replican, controlan y producen el tipo de sujeto pertinente para habitar ese orden social, una escuela sin dirección es una escuela a la deriva de ese supuesto orden social, y toda deriva no solo es impugnación de lo dado sino sobre todo construcción y creación de posibilidades. En este sentido cooperativa y no dirección fueron de la mano.

4 años sin dirección, fue un tiempo apto para lograr desorientarnos lo suficiente e inventarnos otras formas para podernos vincular-nos. A partir de la “recuperación” de un espacio que estaba abandonado en la escuela, empezamos a construir lo que fue durante varios años una peculiar Dirección de la escuela.

Mientras continuaba conviviendo en la escuela la cooperativa, que ya dijimos estuvo habitando el Centro 7 años, ayudó con el armado de la propia dirección (no solo simbólica sino materialmente), y un día nos encontramos así, “direccionados”.

Para que las grietas no sean recompuestas con habitualidades, ya que están siendo permanentemente amenazas, no pueden quedarse solo dando luz a lo que habita, sino corroyendo lo que roza, y curioseando en lo que encuentra.  Fue así que en ese mismo espacio sin proponérnoslos casi, se constituyó lo que se denominó “La Ventana”.

Todos los jueves a la mañana la “dirección” se colmaba de personas estudiantes, algunos vecinos y docentes, que nos dábamos cita para lejos de encontrarle un funcionamiento social (una dirección) a la “cosa”, compartir una común disposición y perplejidad de época. No se trataba de dar orden (jerarquía) a lo que se habitaba, sino de intentar habitar fugando de sus formas.

Si la misma condición de la política es su trazado evanescente, su ontológica “innecesaridad”, su desafío constante e irresuelto, y el que nos aventuramos por ese entonces, es el de la creación y afirmación de los propios espacios, sin que paradójicamente se vuelvan ni muy propios, ni estables.

Una nueva afinidad se instala cuando se deshacen formas establecidas, ya no en connivencia con esas viejas formas, sino con las insuficiencias de sus cierres identitarios, que abren zonas de apertura, muy intimas y de mucha intensidad (junto con otros de mucha apatía y desorientación), que nos permitan tomar contacto con la naturaleza inclausurable del animal humano que somos.

La paradoja de una afirmación desidentitaria, la del animal indomesticable que somos: el animal político.  O no es esto a lo que llamamos “subjetivación”?.

Una subjetivación es aquello que nos pone de cara al problema de lo “común”, y la política, para estas subjetividades en fuga, es la emancipación como horizonte y presupuesto a la vez.

La subjetivación política es una puesta en práctica de la igualdad a partir de un siniestro perpetrado por personas que se encuentran juntas (y desorientadas), y por esa misma condición abren zonas de encuentro y elaboración para pensar lo que aún no se sabe, y pueden conectar lo que “es” con lo que puede ser, convirtiendo su “entre” en su misma condición de posibilidad y existencia, ya que el secuestro los abarca y extravía.

La “ventana” sabe de esa inadaptabilidad que pulveriza esas zonas de jerarquías establecidas para instalarse en el corazón de la política, que es a la vez su limite y su misma condición de existencia,  aprendiendo a habitar su propio agujero negro, siempre en condiciones de amenaza por las lógicas establecidas (ajenas y propias), y de sus propias incapacidades por afirmarse muchas veces en su territorio creado, visibilizando viejas alianzas, y construyendo activamente complicidades en la fuga de sus modos, hacia aventuras que buscan la ontología de lo común.  Porque afirmase en política no es conquistar un territorio para ordenarlo, sino perturbar sus supuestos constitutivos que estabilizan la posibilidad del movimiento en lo social: romper espacios (o habitarlos en su condición de ruptura), para inventar otros.

Un signo de vitalidad es entonces, su apertura, y su curiosidad por esas murmuraciones que en afinidad, irrumpen en el paisaje cotidiano delatando relaciones diferenciales de fuerzas que se ocultan bajo fingidas oposiciones, desorganizando “lo social” como cristalización, e instalando momentos igualitarios, que tienen la singularidad de ser momentos productivos y no retóricos.

La tarea siempre inconclusa y por eso mismo pendiente y activa, es indagar sobre las consecuencias de contaminar estos momentos políticos de la igualdad, radicalizando los cuidados, y creando lenguajes e imágenes propios a las experiencias.

Cuando la embarcación deja de ser impulsada por el motor del ordenamiento social, o como en este caso, por su evidente naufragio, nos queda intentar restituir ese viejo y desvencijado motor (para que todo siga como está, esto es, devolviendo a la dominación su naturalidad, su “buen puerto”), o dejarnos llevar por esos vientos nuevos que soplan y conmueven a estas pequeños veleros que construimos ad-hoc para mantenernos juntos e inventarnos nuevos horizontes.

Una dirección sin ventana o una ventana sin dirección…

5 comentarios:

  1. Un reloj da la hora
    ya es hora
    no es hora
    ahora es ahora
    ya es hora de acabar con las horas
    ahora no es hora
    es hora y no ahora
    la hora se come al ahora.
    Octavio Paz – “Entrada en materia”

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  2. Algunas resonancias por acá y el deseo de seguir conversando...
    Quiero la posibilidad de vivir las horas escolares como un fluir del tiempo, encontrar la sinuosidad y la movilidad en el tiempo escolar, vivir en el pasaje, como aquél marcado por “el tañido de una campana”, al modo bergsoniano, ya que quizás acá hay algo por suceder.
    El tiempo pasaje, nos permitiría simpatizar con él y liberar (nos) de “lo que es”, de lo que remite a lo sabido, a lo pre-organizado, a lo pre-juzgado y también a aquellas concepciones del tiempo pasado como aquello que ya no es, o del porvenir como aquello que aún no es.
    “Oigo el tañido de una campana. Dos posibilidades se presentan: puedo estar alerta (…) y contar uno a uno los campanazos para saber exactamente qué hora ha tocado; pero puedo también seguir la melodía de las campanadas, cuyo sonido se pierde en la lejanía para renovarse al nuevo golpe del nuevo campanazo. ¿Qué sucede en estas experiencias distintas? En la primera cuento una sucesión para percibir el tiempo; en la segunda vivo una serie matizada de sensaciones sin contarlas. En el primer caso pienso el tiempo; en el segundo vivo la duración”
    Esta duración para Bergson no es continuidad de nuestra vida interior, sino un fluir o un pasaje, pero aquí el fluir no implica la representación de la cosa que fluye y el pasaje no supone estados por los cuales se pasa. Se trata de borrar los caracteres distintivos, para retener la continuidad y encontrar el “tiempo fundamental”, sin que nada cambie: lo espiritual del tiempo que es la duración.
    -Cómo “entrar en lo que se hace, seguir lo moviente, adoptar el devenir que es la vida de las cosas” ? Cómo dar con la vida en el pasar de las horas que pasan en la escuela?
    -Emocionándonos.
    Participamos en el movimiento, por la emoción, simpatizando con el pasaje del tiempo. Entramos en el tiempo para transcurrir en él.
    El paso, en el estoy de paso, en el pasaje, son metáforas que usamos para nombrar la vida y por qué no, ahora, los recorridos en la escuela. Para captar la duración, hay que “sentirla”, dejarse conmover, “vibrar interiormente”: “es la propia duración la que, en nosotros, es emoción. Inversamente, es sólo a través de las emociones que somos seres que duran o más bien dejamos de considerarnos seres para devenir duraciones, como un sonido existe o dura por su vibración y nada más. En lo profundo ya no somos “seres” sino vibraciones, efectos de resonancia, “tonalidades” de alturas diferentes”.
    Y lo que encuentra la duración es la vida, o el “elan vital”, liberando la intención de lo que se despliega, una comunidad de movimientos.
    Saludos a los ventaneros!. Qué lindo programa!.

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  3. los estamos escuchando ahora en El Aprendiz Radio!!
    Muy buen programa!!! salutes!! Sil

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  4. Hola ventana!
    Buenisimo el programa!! Los felicito y gracias por compartir!!!

    Pensaron hablar alguna vez sobre los "estereotipos escolares". Es un tema que me parece muy complejo e interesante... es dejo un texto sobre estereotipos de genero en la escuela, que me parecio muy bueno

    http://udlerlorena.wordpress.com/2013/03/30/los-estereotipos-de-genero-en-los-textos-escolares-guia-para-el-analisis/?relatedposts_exclude=850

    Abrazo, y gracias por compartir!!!!

    Gabriela

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  5. Actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poco, es la unica manera de probar que la realidad existe!!

    Muy bueno el blog... excelente programa, interesantes ideas sobre la escuela "post estallido". saludos!

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