jueves, 10 de abril de 2014
PROGRAMA 11 - ¡Salud!
EMITIDO EL 10/4/14 POR EL APRENDIZ RADIO
Convocando jugadores
1-INVITACIÓN
Los estamos invitando a armar un colectivo para investigar qué es “la salud” y cómo disfrutarla.
¿Qué es salud? Está pregunta surge a la luz de un emprendimiento colectivo: armar una experiencia y un espacio para pensar la salud, en medio del proyecto de la Cazona de Flores1 en donde se da el cruce de varios grupos de gente que vienen trabajando en diversas cuestiones.
La pregunta busca desjerarquizar y cuestionar los discursos hegemónicos operantes en relación a la salud.
El modelo capitalista mercantilizado en el que vivimos arma un discurso sobre la salud macabro y esclavizante. Para este modelo la salud no es algo que a uno le pertenece y sobre lo que se puede ir decidiendo y actuando, sino más bien que es un plano de la vida de uno del que se ocupan los médicos especialistas, desde las herramientas farmacológicas y tecnológicas que les brindan los laboratorios.
Por suerte algunos de nosotros, lejos de creer y asumir este discurso hegemónico, lo cuestionamos y condenamos por intentar sacar provecho y ganancia de la fragilidad humana. Sabemos que muchas veces son los laboratorios los que crean enfermedades para luego vender “la cura” (Por Ej casi todos los psicofármacos, especialmente los antipsicóticos y antidepresivos están programados para desencadenar diabetes, porque la ganancia mayor, aún, es con los antidiabéticos)
De todos modos la crítica y el desencanto sobre el discurso hegemónico de la salud es solo un primer paso en el camino de armar una autonomía y de crear un sistema propio de cuidado que pueda prescindir de él. Hay mucho que pensar, que aprender y que compartir con otros que andan buscando liberarse del mismo sistema.
Hay varías cuestiones que nos inquietan como punto de partida:
¿De que esta hecha nuestra salud? ¿Cómo cuidamos de ella? ¿Con quiénes y a través de qué vínculos lo hacemos? ¿Qué saberes ponemos en juego en ese cuidado? ¿Cuántos de esos saberes los compartimos?¿Cuánto dependemos de otros en la construcción de nuestra salud? ¿Qué relación hay entre el cuidado de uno mismo y el cuidado de los otros? ¿Qué dispositivo crear para poder compartir los saberes que cada uno porta ligados a la salud?
2- LA VIDA ES UN JUEGOVALE LA PENA JUGARLA
La idea de este proyecto sería crear un modo de intercambio de capacidades y de encuentros para aprender y recuperar el juego de la vida
Nuestra intención es irnos construyendo como colectivo de acción en la tarea misma de ir pensando ¿qué hacer?. Pensamos ir convocando aliados para que se vayan sumando al proyecto, pero que no necesariamente tengan una ligazón profesional con el tema de la salud. Creemos que no se necesita estar autorizado por un título o una formación para pensar la salud, sino que por el solo hecho de tener que “gestionar la propia existencia”, cualquier individuo tiene la capacidad de pensar sobre cómo lo hace, cómo se cuida.
Al mismo tiempo, cuanto más heterogéneas sean las miradas de los que nos vamos juntando, más variedad de cosas podemos ir haciendo.
3-JUGAR-AMAR
Cuando jugamos nos cuidamos mutuamente, y si cuidarse es uno de los planos del amor, podemos pensar que hay un intercambio amoroso en el juego, que cuanto más se juega más crece. Por lo tanto, desarrollar el juego de la vida tiene que ver aprender a cuidarnos en los lazo amorosos que vamos creando mientras jugamos.
También jugar es gozar de la vida, aunque existen modos del goce que no tienen que ver con el juego. ¿Qué diferencias habrá entre un goce colonizado y un goce autónomo? Sospechamos que el goce colonizado es el que está regido por las leyes del mercado: el goce propuesto por la lógica del confort y de vida sin esfuerzo, que impone establecer una relación de “consumo” con las personas y las cosas. Goce modulado por los laboratorios y sus drogas legales; por el narcotráfico y sus drogas ilegales, por las empresas monopólicas que promueven alimentos tóxicos naturalizándolos para la cotidianeidad, por las empresas de salud pre pagas, que venden algo que llaman salud y que no es otra cosa que la asistencia en las situaciones de enfermedad.
De todos modos ver claramente la perversiones de los engranajes del mercado que ofrecen este goce colonizado, es solo un paso pequeño en la construcción de la autonomía respecto de estos. Queda por delante la tarea de pensar ¿Que sería entonces un goce autónomo? ¿Qué modos de organización requiere?
¿Qué tipo de intercambios?
Está en juego repensar el DESEO.
¿Se desmoronaría entonces la ficción que se ha construido acerca de LA SALUD en estos siglos? Olvidando milenios de los antiguos curadores, incluido nuestro “padre” HIPÓCRATES, que curaban en y con los sueños!!
miércoles, 9 de abril de 2014
PROGRAMA 10 - Pensar sin Estado
Programa grabado el 03-04-2014, en El Aprendiz Radio CFP24
Los
recorridos insospechados
La escuela, como todas las escuelas, tiene bien
establecidos los recorridos que hay que seguir para cumplir con las distintas
actividades que se llevan a cabo.
Los alumnos deben anotarse, llenar diversos papeles,
pagar la cooperadora, concurrir a las clases en los horarios fijados, etc. Los
docentes tienen que cumplir sus obligaciones, dar clases, calificar a los
alumnos, etc. Y así se sigue en cada una de las actividades escolares.
Pero, ¿está todo allí? ¿Cumpliendo con esos
recorridos establecidos se cumple con la función de la escuela, de los alumnos,
de los docentes? Alguien apegado a los reglamentos, a las planificaciones
podría asegurar que sí, que si uno responde a lo que está establecido cumplirá
satisfactoriamente con los objetivos que busca la escuela. Pero… ¿y si estamos
tratando de pensar en una escuela que pueda favorecer la creatividad, la
posibilidad de descubrir, la exploración de lo novedoso?
Si se trata de una posición firme y decidida y no una simple declamación,
es posible que no alcance con los recorridos establecidos, que estos sean
pobres para abarcar la dimensión de lo creativo, que su función no sea
precisamente la de abrir caminos novedosos. Y que los reglamentos, las
planificaciones, las pautas rígidas lo que hagan es ahogar cualquier intento de
salirse de lo establecido para buscar caminos inexplorados.
Porque, ¿cómo se podría inventar si hay que seguir
unas planificaciones establecidas con anterioridad? Si los reglamentos ya saben lo que hay que hacer, ¿qué espacio
queda para lo que no se sabe y pueda ocurrir, lo que sea un verdadero
descubrimiento?
Esto es un rotundo desafío: o se siguen las pautas
establecidas y nos limitamos a cumplir prolijamente un programa ya fijado de
antemano, o nos hacemos cargo de nuestra decisión de armar unas prácticas
creativas y entonces los reglamentos, las planificaciones no nos sirven.
Este es el sentido que tiene el cuaderno de
bitácora, por ejemplo, algo que no busca estar antes de las clases, como cosas
ya sabidas que repetimos, sino que sirva de testimonio de un recorrido, de un
camino que vamos haciendo clase a clase. En una planificación se dirá: “el
viernes 21 de mayo veremos tal y cual contenidos”, en una bitácora, en cambio,
se anotará: “hoy, 21 de mayo, descubrimos tal y cual cosa que no sabíamos”. Se
trata de un cambio muy profundo.
Es que frente a los recorridos establecidos se trata
de inventar nuevos recorridos, aquellos que desconocemos y que sólo sucederán
si somos capaces de abrirnos a lo nuevo. Habrá recorridos que irán del aula de
serigrafía al proyecto de mural, o de la clase de computación a la milonga, o
de estética a La Casona y así hasta el infinito. Porque mientras los recorridos
establecidos son los que ya conocemos, los recorridos insospechados no tienen
límites.
Pancho Ferrara
viernes, 28 de marzo de 2014
PROGRAMA 9 - Asi arrancamos 2014!
Programa grabado el 27-03-2014, en El Aprendiz Radio CFP24
En estos dias nos esta visitando Gabriela una amiga y educadora popular de Brasil.
Escribio un hermoso texto sobre nuestra escuela que les compartimos con la traducción de Pancho un docente del CFP. Esperamos lo puedan leer y disfrutar tanto como nosotros!!!!
La escuela
(Escrito de Gabriela Amorim, educadora popular
brasilera)
Una escuela es un eterno hacerse y deshacerse.
Cuando
entré, finalmente en la escuela, me llamó en seguida la atención el vitral.
Redondo, colorido, iluminado por un sol vespertino lento y vibrante, tenía
todos los colores, texturas, diversas y distintas formas encajándose y, en el
rincón derecho inferior, dos manos juntas, no entrelazadas sino como si
guardasen alguna cosa con mucho cuidado y amorosidad (nota del traductor:
No hay equivalente de este término
en castellano)
Muchas manos lo hicieron, me contó una ex alumna encantada, guiadas por las manos y ojos de un lindo duendecito, de esos que hacen muchas magias sólo por el hecho de existir.
Me encantó el vitral porque me pareció una exacta descripción de la escuela. Muchos colores y formas distintas construyendo la forma perfecta de un círculo. Muchas personas, venidas de muchos lugares y con muchos saberes diferentes, todos encajados, funcionando armoniosamente. No hay sobreexposiciones, los colores y formas se organizan en su comunión y sólo juntas serían posibles porque fuera de aquel círculo, se tornan sólo pedazos coloridos de vidrio.
Cada uno de los maestros, y también de los estudiantes, que llega hasta aquel lindo edificio en el barrio de Flores, en Buenos Aires, son un pedazo colorido de vida. Tienen una historia propia, un camino muy personal, algo que enseñar y mucho que aprender. Pero nada de eso tiene mucho sentido en la individualidad, sólo juntos es posible crear el proceso de enseñanza-aprendizaje.
“Nadie
educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí,
mediatizados por el mundo.” La educación es un proceso que nunca termina. Y
siempre se da en conjunto. Una escuela es un eterno hacerse y deshacerse para
aquellos que aman a la educación.
Las manos en el vitral no construyen nada, no parecen manos obreras, sin embargo son manos que cuidan, que guardan una preciosidad. Son manos que cuidan los oficios no como medio de sobrevivencia, un subempleo. Manos que, en tanto línea directa de continuación del golpear del corazón, cuidan los oficios como cosas muy sagradas, enseñanzas de saberes ancestrales. Claro, todos se fueron transmutando con el tiempo, adquiriendo otras técnicas, otras formas de hacer, pero los restos de esa sabiduría continúan guardados en las manos. Con amorosidad, cuidado y guardado, para que sea transmitido, pasado hacia adelante.
Es preciso descubrir
el amor de las cosas y hacerlas brotar, emerger. Los oficios, entonces, se
hacen menos con las manos que con el corazón. Son arte, pues.
Extraer de
la madera no un mueble utilitario, sino su esencia, lo que está guardado dentro
de sí, esperando a quien la vea y haga brotar de ella la belleza. Tornear el
barro no con las manos, sin embargo oírlo en su silencio, contar qué forma
podrá adquirir y construirse. También en la serigrafía, en la construcción, en
los idiomas, en todo hay arte.
Una cosa así, tan bella y sagrada, una sabiduría tan ancestral y fuerte no puede, por lo tanto, ser transmitida a través de los métodos más tradicionales y violentos de educación. Al cambiar la mirada con que se miran los oficios, es preciso cambiar también la mirada con que se ve la educación. (O tal vez el proceso sea el inverso, no es importante discutirlo ahora). Lo importante es mirar. Mirar a los oficios como espacios de guarda de la sabiduría y al proceso de enseñanza de estos como espacios de amorosa transmisión del saber.
El saber no cabe en los libros, los traspasa. No puede ser enseñado con odio sino con amor. Así, al destruir una estructura extremadamente violenta en la que el profesor aparece como único detentor del conocimiento y los alumnos como depositarios de este, se abre un espacio para muchas otras cosas. Porque aquí, en esta escuela, en la calle Morón 2538, no están tratando de conocimiento sino de sabiduría, dense cuenta. La sabiduría no pertenece a nadie, está presente en las vivencias de cada uno y cada una, la sabiduría se construye viviendo. Y se comparte en una rueda de mate tanto como en una aula. Si es así, no caben más aquí los rótulos de alumno, ser sin luz a ser iluminado por el profesor, el iluminador por excelencia.
Destruida esa estructura, ¿que se coloca en su lugar? ¿Cómo llenar espacios tan pre definidos, seguidos tan ciegamente hace siglos? Autonomía. Un mirar diferente para los oficios, que los traiga para el campo de sabiduría del hacer humano, del construir una vida con sus propias manos y a partir de su propio saber, crea un territorio de autonomía. Deja de tener sentido la palabra “alumno”, porque se reconoce que las personas tienen su propia luz y que pueden hacer mucho a partir de eso. Al crear espacios colectivos de enseñanza-aprendizaje se posibilita la experiencia vital de la idea del colectivo: en conjunto es más fácil. Y van naciendo los colectivos: grupos de serigrafía, de permacultura, una eco-aldea, un intercambio entre dos, diez países… Brotan del suelo fértil las semillas amorosamente allí depositadas.
La escuela tiene un vitral que filtra la luz y muestra un círculo y cuenta una historia. La escuela tiene muchas ventanas abiertas al tiempo, para dejar entrar la luz, para no olvidar la calle allá afuera, la vida que se desenvuelve en las calles. La escuela tiene luz. Y, principalmente, la escuela tiene personas, muchas personas, cada una con su propia sabiduría para compartirla, todas al mismo nivel, mirándose a los ojos. O sea, mejor dicho, la escuela son las personas.
Aquí cabe una posdata: claro, tuve el honor y la suerte en esta vida de conocer muchos proyectos e iniciativas en Brasil que miran la educación desde este prisma de amorosidad. Lo que tanto me gustó del CFP 24, que todavía no había visto en ninguna otra escuela que conocí, es esa otra mirada sobre los oficios. En Brasil, y así lo aprendí a lo largo de toda mi vida, los oficios son encarados de una forma poco honrosa, como puerta de entrada para subempleos. Conocer al Centro de Formación Profesional Nº 24 me hizo cambiar mi propia forma de mirarlos, me hizo tener más respeto por todas las formas de los oficios.
Gabriela Amorim
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